martes, 1 de diciembre de 2009

Steve McCurry





Steve McCurry nació en Philadelphia el 24 de febrero de 1950, y es considerado como uno de los mejores fotógrafos del mundo. Es un periodista estadounidense, mundialmente conocido por ser el autor de la fotografía La niña afgana, aparecida en la revista National Geographic en junio de 1985.


Su carrera de fotógrafo comenzó con la invasión soviética de Afganistán. También ha cubierto otros conflictos internacionales como la guerra entre Iraq e Irán o la Guerra del Golfo.



En 1984 fue ganador del premio al mejor fotógrafo por la Asociación de Fotógrafos de Prensa.
Ademas es autor de varios libros, entre los que destacan:



The Path to Buddha: A Tibetan Pilgrimage Phaidon Press Limited, 2003


Sanctuary Phaidon Press Limited, 2002


South Southeast Phaidon Press Limited, 2000


Monsoon Thames and Hudson, 1995


Portraits Phaidon Press Limited, 1999


The Imperial Way Houghton-Mifflin Company, 1985



Colaborador habitual de National Geographic y de numerosas publicaciones fotográficas, el reconocimiento le llegó de la mano de la que fue su mejor fotografía, mencionada anteriormente. Fue en 1984 cuando realizó la toma: el rostro de una muchacha afgana en el campamento de refugiados de Nasir Bagh en Peshawar (Pakistán). Los ojos de la chica dieron la vuelta al mundo en la que fue la portada más sonada de National Geographic.

Diecisiete años después, McCurry quiso averiguar qué había sido de la chica, de la que no conocía ni su nombre, por lo que decidió volver a la región fronteriza entre Afganistán y Pakistán. Era su última oportunidad de localizarla, pues el campamento de refugiados sería cerrado. Para identificar con seguridad a la chica en caso de encontrarla procedió a escanear el iris de sus ojos a partir de la fotografía. Acompañado en su búsqueda por Rahimullah, un importante periodista del país, sólo obtenía falsas pistas, mujeres con un sorprendente parecido físico, rumores de que falleció a los trece años de edad a causa del parto de su primer hijo, entre otras. Desalentado regresa a Estados Unidos, aunque dejando a Rahimullah continuar con la búsqueda. Rahimullah encuentra a un hombre que asegura ser el hermano de la muchacha de la foto, así que junto a Boyd Matson, compañero de McCurry, se presentaron en su casa. Afortunadamente lograron obtener el permiso del marido y de sus tres hermanos para hablar con ella y verla, pero con el rostro oculto tras un velo.Ya sabían su nombre: Sharbat Gula. La periodista Carrie Regan, encargada de hablar con ella y hacerle unas fotos, dijo de su entrevista con la refugiada que pertenecía a la etnia pastún, casada y con tres hijas. Se desconocía su año de nacimiento, pero calculaba que tenía alrededor de 30 años. Finalmente, tras la autentificación del iris e investigaciones del FBI, se llega a la conclusión de que se trata de la misma persona, por lo que Steve McCurry se desplazó inmediatamente a Pakistán, donde se produjo el encuentro entre ambos. Autorizado a volver a fotografiarla, las nuevas imágenes de Sharbat muestran el deterioro causado por el paso del tiempo debidas a la marginación propia de su sexo y las penalidades de ser una refugiada.













Entrevista por Eduardo Parra a Steve McCurry


"Estad dispuestos a trabajar"


Al mismo tiempo que Madrid se convierte en la meca de la fotografía gracias a PHotoEspaña, Steve McCurry, ajeno a este festival, ha estado en la capital presentando su exposición "Pilgrimage". Con una apretadísima agenda promocional, el autor de la portada más famosa de National Geographic concedió una entrevista a QUESABESDE.COM durante la que demostró su espíritu curioso -interrogó al entrevistador por su grabadora, su cámara e incluso su PDA- y se sinceró.


¿Cómo consigues esa luz?
Creo que es sencillamente porque he estado observando la luz y haciendo fotografías durante 25 años. Me he esforzado por obtener un cierto tipo de fotografía y he buscado un cierto tipo de luz.


¿Cuánto tiempo puede pasar desde que ves un encuadre que te gusta y encuentras la luz que consideras idónea?
Puede ser en un instante, o puedes ver algo y volver al día siguiente o por la tarde. Pero a veces ocurre muy deprisa, justo en aquel momento.


¿Llevas con la cámara un saquito de paciencia también?
No, es algo similar a la paciencia… [reflexiona un buen rato] Pero la palabra que mejor lo describiría es búsqueda. Quizás paciencia implica ser pasivo e inactivo. Es más una búsqueda, una búsqueda activa.


¿Interactúas mucho con la gente y el paisaje a los que fotografías, o es todo espontáneo?
Es espontáneo. Hay una mujer en la fotografía [refiriéndose a una de sus imágenes expuestas], que está con un caballo y lleva esa suerte de chubasquero. Estaba andando alrededor de este monasterio y la seguí quizás durante veinte minutos o media hora… o quizás más. Fue muy espontánea. Estaba buscando algo concreto y me llevó un buen rato capturarlo.


Hay otra fotografía de unos monjes budistas andando por la calle con paraguas. Les vi por casualidad una noche y les seguí quizás durante -otra vez- media hora, fotografiando distintas escenas, distintos fondos… esperando el momento adecuado. ¿Es éste el momento? ¿Es éste el momento? Disparando, disparando, disparando… Y me llevó un buen rato dar con el momento adecuado.

¿Cuánto tiempo estás fuera haciendo un reportaje?
Quizás un mes o seis semanas cada vez.


Si tuvieras menos tiempo, ¿podrías hacer fotos tan buenas, o el tiempo limita la creatividad?
Bueno, con más tiempo trabajas más y tienes más oportunidades de hacer un buen trabajo. En una semana o dos, seguro [que haría buenas fotos], pero con más tiempo puedes trabajar más.


¿Tienes algún secreto o consejo que quieras compartir con los fotógrafos que empiezan?
No tengo secretos. Y consejos… quizás que probablemente [ser un buen fotógrafo] lleva mucho más trabajo del que se está dispuesto a hacer. Así que estad dispuestos a trabajar. Así de sencillo.


Mucha gente conoce la fotografía de la niña afgana, pero no son tantos los que conocen a su autor.


¿Te resulta incómodo que tu obra haya superado a tu nombre?
Yo no lo veo así. Incluso quienes apenas están interesados en la fotografía conocen aquella imagen. He recibido un gran reconocimiento por mi trabajo. Esa imagen es tan famosa que estoy convencido de que mucha gente la conoce y no me conoce a mí, y no por esto me siento incómodo.


Hay muchos a quienes la mirada terriblemente dura de aquella niña puede haberles cambiado la forma de ver la vida. ¿Cómo te sientes por ello?
Creo que tuvo un efecto positivo. He recibido muchas cartas durante años, y muchas de esas personas se han inspirado o han sacado algún provecho de la imagen. Hay quienes se han hecho voluntarios en campos de refugiados en Afganistán.


Hablando de la parte más superficial de tu obra, ¿qué equipo utilizas?
Utilizo una cámara digital Nikon D2X y una de carrete Nikon F100, y empleo sobre todo ópticas de 50 milímetros, 35 milímetros… y a veces 28 y quizás 85.


Compaginas fotografía digital con película, entonces.


¿Y no le pones ningún reparo a esta nueva era digital?
No.

Hay una leyenda urbana que decía que un fotógrafo de National Geographic tiraba cuatro, cinco, diez, incluso veinte carretes para una foto. ¿Te ha cambiado la forma de trabajar la fotografía digital?
No, eso no tiene nada que ver con hacer buenas fotos. Qué importa si haces una o un millón de imágenes. El hecho de cuántas fotos hagas no tiene nada que ver con que obtengas buenas fotos.


¿Te molesta el factor de recorte que conlleva el uso de cámaras con estos sensores de tamaño APS?
Para nada.


¿Te afecta en algún sentido la continua actualización de equipos a los que nos tienen acostumbradas las principales marcas del sector?
No es un problema; así es el mundo en el que vivimos. Quizás sí que la fotografía evoluciona tan rápido, y nosotros vamos actualizándonos.


¿Te das cuenta de que has tirado por el suelo el mito del fotógrafo de National Geographic y su Leica? No has mencionado para nada a esta marca…
¡Eran muy pocos! Quizás ahora hay uno o dos. La mayoría utilizan Canon o Nikon, y pocos usan Leica.


¿Está sobrevalorado el nombre de Leica hoy día?
Hace tiempo, en los años treinta o cuarenta, había muy pocas buenas cámaras en miniatura [en referencia a las Leica de entonces], pero ahora hay un montón de buenas cámaras, más sofisticadas que entonces. Hay mucha más competitividad ahora.


¿Qué tal te desenvuelves con el ordenador a la hora de retocar?
Lo hacen mis asistentes.
Es una de las ventajas de llevar tanto tiempo trabajando.
¡Cierto!


Y sobre el terreno, ¿es tan importante el trabajo de los asistentes?
No, lo hago todo yo. Sí tengo un asistente, como traductor, cuando voy a países extranjeros, pero yo mismo hago todo el trabajo con la cámara.


De todas las fotos que has hecho, ¿con cuál te quedas?
Me gusta la foto de la tormenta de arena, porque es muy espontánea. Es como un drama, con todas esas mujeres juntas protegiéndose de la tormenta. Sí, es mi imagen preferida.


¿Crees que llegará el día en que hagas una fotografía que jamás puedas superar? No, porque la vida cambia y siempre exploras nuevos lugares, y cuando vas ahí continúas aprendiendo. Creo que es bueno no dejar de mirar y observar.



Cita del fotógrafo McCurry sacada del libro de Phaidon


"En el Retrato espero el momento en el que la persona se halla desprevenida, cuando afloran en su cara la esencia de su alma y de sus experiencias.... Si encuentro a la persona o el tema oportuno, en ocasiones regreso una, dos, o hasta media docena de veces, siempre esperando el instante justo. A diferencia del escritor, en mi trabajo, una vez que tengo hecha las maletas, ya no existe otra oportunidad para un nuevo esbozo. O tengo la foto o no. Esto es lo que guía y obsesiona al fotógrafo profesional, el ahora o nunca. Para mí, los retratos de este libro transmiten un deseo de relación humana, un deseo tan fuerte que gente que sabe que no me volverá a ver nunca más se abre a la cámara, esperando que alguien lo observe al otro lado, alguien que ría o sufra con ella."




















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