El Mercado de Santo Domingo es un lugar típico de Pamplona. Situado en el Casco Viejo de la ciudad, detrás del Ayuntamiento, se encuentra este lugar al que muchos acuden para comprar. El mercado es un lugar muy grande, que cuenta con dos pisos, en los que están exhibidos los diferentes puestos.
Un aspecto que llama la atención al visitar el Mercado de Santo Domingo es la interacción que se produce entre las personas. Es decir, no se trata de una relación meramente de comprador y vendedor, sino más bien da la impresión de una mayor cercanía y confidencia entre ellos, como si se conocieran de siempre. Pareciera como si las personas que compran se entremezclen entre los vendedores, dejando de lado esa frialdad que caracteriza a los supermercados a los que acostumbramos ir. Aquí las personas se conocen ya entre sí, por lo que dejan de ser un número para pasar a ser un nombre. Y esa relación crea un ambiente muy agradable y cálido.
En cuanto a lo que exponen los vendedores, se puede encontrar todo tipo de alimentos. Los puestos están colocados uno al lado del otro, y exhiben al público diferentes tipos de frutas y verduras, carnes, fiambres, diferentes clases de pescados, y otra clase de productos como mieles, lentejas, porotos. Me llamó la atención la cantidad de pescados que había para comprar, y principalmente los varios puestos de bacalao que había. Parece ser que es un pescado muy requerido entre los clientes, y aporta muchos beneficios a la salud de las personas, hasta el punto de que hay carteles colgados con los aportes de este pez.
El mercado lo visité el domingo pasado junto con mi clase de Fotoperiodismo. Entre las cosas que hicimos, fuimos a la parte de detrás de los puestos, y presenciamos cómo un hombre cortaba un pescado. Fue algo que me pareció muy interesante ya que nunca había visto hacerlo, aunque tengo que admitir que me dio bastante impresión, ya que no me gusta de por sí ver pescados, carne, pollo, o lo que sea que esté sin cocinar.
A lo largo del paseo traté de ir sacando fotos de modo de ilustrar lo que era el ambiente del mercado. Por eso hice énfasis en las fotos donde hay personas interactuando entre sí, compradores y vendedores hablando y sonriendo, y retratando a la gente que vagaba por el lugar, siendo casi todos viejos. De vez en cuando tomé alguna fotografía de algún producto, como por ejemplo de la calabaza enorme, ya que me sorprendió el tamaño. Creo que logré mezclarme entre la gente, y hacerme pasar por compradora, sin que casi se molestasen por estar tomando fotografías.
No hay comentarios:
Publicar un comentario