martes, 29 de septiembre de 2009

REFLEJOS
















Los reflejos se pueden obtener a través de cristales, de agua, de espejos, de metales, de gafas de sol, y de muchas otras maneras que se nos ocurran. Estando el sábado en Biarritz, como el día no pintaba para mucha playa, decidimos pasear por el lugar. Una de las atracciones turísticas que tiene es el Museo del Mar. En este museo hay una exposición que incluye maquetas de barcos a lo largo de la historia, la evolución de los instrumentos de pesca, y esqueletos de ballenas, peses, y demás. Lo más impresionante es el acuario que tiene. Está lleno de peceras donde se pueden ver todo tipo de peces y criaturas marinas, hasta algún que otro tiburón. Se me ocurrió que podía ser el lugar perfecto para hacer esta práctica. Así que lo que hice fue tomar fotografías de los peces, con los reflejos que producen en el agua. Además, descubrí que había una pared de espejos, por lo que traté de buscar que se reflejaran las peceras en los espejos. De esa manera obtuve varias de las fotografías de esta práctica.

Ayer lunes, como tenía la tarde libre, aproveché para ir a pasear por el Casco Viejo de Pamplona. En medio de la caminata empezó a llover muchísimo. Como tenía la cámara encima, pensé qué mejor que la lluvia para obtener reflejos, ya que las veredas quedan cubiertas de agua. Así saqué fotografías de los edificios reflejados en el piso mojado; y aproveché para sacar también reflejos en los cristales o vitrinas de los comercios.

La última fotografía la obtuve en Uruguay, este verano pasado. La saqué estando en una playa de Punta del Este, un balneario muy conocido en mi país. Me pareció una buena oportunidad el agregarla al trabajo porque me gusta mucho cómo se ve el reflejo del lente de la cámara en la pupila del ojo, además de vislumbrarse parte de la playa y el cielo.

lunes, 14 de septiembre de 2009

1000 fotos, 1000 palabras...

Dado que es la primera vez que piso suelo europeo estoy aprovechando para conocer lugares, además de venir a estudiar por supuesto. Estando en Pamplona me interioricé acerca de los lugares próximos a la ciudad, como para ir a visitarlos. Además, estando en fines de verano, y viniendo desde Uruguay donde hacía mucho frío, qué mejor que recorrer y visitar un balneario. Es así que decidí hacer la práctica de las 1000 fotos en un lugar increíble, como lo es Biarritz. Por lo tanto, aproveché para hacer una tarea universitaria, acostumbrarme a estar todo un día con la cámara de fotos encima, y divertirme mucho.

La jornada comenzó temprano, ya que hay un sólo ómnibus que sale desde la estación de autobuses de Pamplona hasta Biarritz, y viceversa, en un único horario. Es así que me levanté bien temprano para ser un día de fin de semana, a eso de las 7:30 am. Fui caminando hacia la estación, lo cual me queda bastante cerca porque estoy viviendo en Iturrama, y busqué el andén. De esta manera a las 8:30 emprendí mi viaje a Biarritz, junto con mi novio.

Con la cámara encima pude hacer muchas fotos. Fue un viaje de unas aproximadamente 2 horas y cuarto en ómnibus, en el cual no pude dormir absolutamente nada. Esto porque había muchas personas a nuestro alrededor hablando, así como un grupo de extranjeros (por las diferencias de lenguas) que hablaron y se movieron todo el viaje, y además porque de verdad me gusta mucho mirar por la ventana y sacar fotos de lo que veo. En los viajes dentro de Uruguay no estoy acostumbrada a que haya este tipo de paisajes, sí que se vislumbra mucho campo y mucho verde con ganado, pero la inmensidad de las montañas que hay acá, así como la vista desde la autovía de montaña es algo que me sorprende muchísimo. En esos momentos disfruté mucho de sacar fotos, aunque tengo que admitir que me resultó bastante complicado desde el transporte en movimiento, pero dado que la práctica consistía en sacar muchísimas fotografías no dejé que la dificultad o comodidad o búsqueda del mejor plano fueran un obstáculo. Me gustó porque pude sacar todas las tantas fotografías que quería, sabiendo que después puedo elegir las que más me gustan. La verdad que estoy contenta de haber tenido que sacar tantas fotos como tarea, así como de visitar un lugar espectacular, por eso me alegra el haber tenido la cámara con batería, porque si no estaría muy arrepentida. Y lo bueno de la experiencia de tener la cámara todo el día y de haber sacado tantas fotos es que puedo compartirlas con mis familiares y amigos de Uruguay.

Durante las horas que estuve en Biarritz, esto fue desde las 10:30 am aproximadamente hasta las 6:15 pm, nos dedicamos a recorrer el lugar. Así fuimos a pasear por la Rocher de la Vierge, por las tiendas de suvenires, las tiendas de ropa, un lugar que se parece a un mercado de pescados, por los restaurantes, por la cantidad de chocolaterías, y por las rocas y caminos que hay por todo el lugar, donde es posible situarse en miradores desde donde se contempla el paisaje que hay. Gracias al hecho de tener siempre la cámara encima es que pude retratar cada lugar y cada paisaje, esto es desde las enormes rocas en el medio del agua, hasta las diferentes tonalidades de verdes y azules del mar, las calles llenas de gente andando y comprando en las tiendas, y las vistas desde el ómnibus.

Esta práctica fue una gran experiencia para acostumbrarse a tener la cámara siempre consigo, y para acostumbrarse además a sacar fotos. Puedo decir que conocí un lugar de Europa como lo es Biarritz, que es realmente espectacular e interesante, no sólo por ser conocido como un pueblo pesquero, sino también por la naturaleza que reside allí. Puedo decir que conocí algo de Francia. Por esta práctica tengo la posibilidad de elegir entre tantas fotografías que obtuve las que me gusten para poder mandar a mis familiares y amigos. Y además, algo que me di cuenta es de que el sacar fotografías te permite observar detalles y cosas que capaz no notarías si sólo miraras, porque el hecho de tener que parar para sacar una foto ya hace que uno pueda mirar distinto y con más precisión y atención lo que tiene enfrente. Considero que es una forma de ejercitar la memoria también, porque al sacar muchas fotos, después es más fácil de acordarse de lo que viste, ya que en algún momento te detuviste para retratarlo. E incluso, si no te acordaras de algo, las fotos siempre sirven para recordártelo. Creo que fue una experiencia muy linda, que nunca había realizado. Si bien saco muchísimas fotos, y más ahora que soy turista en una zona que desconozco, nunca había hecho una práctica así. La verdad que puedo decir que la experiencia me llevó a tener un viaje espectacular, conocer un lugar donde pude retratar todo lo que quise y estaba a mi alrededor, que me dio la práctica que te brinda el tener una cámara de fotos todo el día contigo, me hizo mirar y detenerme más de lo que haría habitualmente sin estar con una máquina, poder prestarle atención a los detalles, poder divertirme mucho, y poder disfrutar y apreciar el capturar un paisaje divino. Definitivamente agradezco el haber tenido la cámara completa, con batería y tarjeta de memoria incorporadas.

lunes, 7 de septiembre de 2009

Fotografía un árbol








En la Plaza Félix Huarte, de miras a la Avenida Navarra, reposa un árbol de características inusuales. Se trata de un pino, que a diferencia de muchos otros, está muy inclinado desde su tronco. Cuando uno lo observa desde lejos pareciera que se trata de un pino muerto por la posición en la que está, de hecho da la sensación de que está cayéndose, no obstante al acercarse es posible darse cuenta de que es un ser que está vivo.

A la hora de tener que fotografiar un árbol, decidí escoger uno que me llamara la atención. Por eso, de entre los tantos árboles que observé durante mis caminatas por la ciudad de Pamplona, específicamente en el barrio de Iturrama, elegí capturar este pino. Al verlo me pareció que podía ser muy atractivo como para retratarlo. Consideré que tenía la ventaja de que se encontrara un tanto solitario y apartado del resto de los árboles, lo que me permitía fotografiarlo con mayor facilidad y espacio, y desde diferentes ángulos.

Llegando el fin del verano, el árbol conserva sus hojas perennes, formando una copa con diferentes tonalidades de verdes, y de vez en cuando se puede vislumbrar alguna rama con colores más rojizos y marrones. Incluso tiene unos racimos de frutos, como si fueran cocos.

Al capturarlo en fotos traté de transmitir lo que el árbol es. Es decir, traté de retratar un ser de la naturaleza en su estado natural, que inspira vida. Para ello elegí sacar fotografías en diferentes momentos del día, y seleccioné el mediodía y el atardecer. Al medio día, bajo un cielo completamente celeste y soleado, busqué representar y transmitir lo que el pino inspira, esto es alegría, regocijo, colorido, y frescura. Al mismo tiempo, dada las características de su forma, considero que es posible transmitir cierto vanguardismo y rupturismo, así como aludir a la novedad, originalidad, y a lo diferente o extraordinario, porque es un árbol que posiblemente llama la atención de la mayoría de los observadores y paseantes. En el caso del atardecer, bajo un cielo anaranjado, traté de plasmar esa tranquilidad, serenidad, y calma que transmite la naturaleza. En ese momento del día en que uno está cansado, ya llegando el fin de la jornada, es posible relajarse y encontrar armonía así como distensión, y hasta cierto descanso o alivio de la mano de un ser de la naturaleza.

Traté de ilustrar esos sentimientos o estados que inspira el pino, así como su forma y colorido, a través de fotos obtenidas desde diferentes ángulos. De esa manera capturé el pino en su totalidad, luego algún trozo tal como hojas con racimos, el tronco inclinado, la corteza del árbol descascarándose, y alguna fotografía tomada desde el suelo con miras hacia arriba, así como desde las ramas del árbol mirando hacia el suelo.